martes, 27 de abril de 2010

EL LEGADO DE ATILIO CORNEJO


Durante casi toda su vida Atilio Cornejo atesoró la más completa colección de libros y folletos referidos a Salta, construyó un registro de cuanta información referida a la provincia se encontraba en diarios y revistas. En la actualidad está a disposición de docentes y estudiantes del nivel Superior, capacitadores, asesores, investigadores y público en general gracias a su buena voluntad.
Al morir heredó su casa a la provincia, la biblioteca fue creada en el año 1988 a través del decreto provincial 1575/88 dependiendo de la coordinación general de bibliotecas y archivos, hoy cuenta con aproximadamente dieciocho mil ejemplares.
La biblioteca especializada en Ciencias Sociales y archivo histórico lleva el nombre del doctor Atilio Cornejo en agradecimiento a su importante donación. La casa antigua donde funciona dicha biblioteca está ubicada en calle Córdoba 36 y el horario de atención es de 8 a 20hs.
Las funciones primordiales del personal a cargo son asesorar y apoyar a los usuarios en la búsqueda de información, elevar la calidad en la educación, apoyando la formación de docentes e investigadores estimulando y facilitando el acceso al fondo bibliográfico.
Su misión es preservar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental, que comprende información de los siglos XVII al XXI para que la comunidad mantenga la identidad cultural, fortalezca el derecho de participación ciudadana y cultive la memoria colectiva.
Esta biblioteca actualmente es conservada gracias al Estado y a la Fundación Atilio Cornejo.

BIOGRAFIA DEL DR.CORNEJO


Nació en Salta el 11 de Marzo de 1889. Curso sus estudios primarios en la Escuela Sarmiento, en la Normal y los secundarios en el colegio Nacional. Continuó con sus estudios universitarios en la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Escuela Sarmiento, en la Normal y los secundarios en el colegio Nacional. Continuó con sus estudios universitarios en la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Ejerció diversas funciones en el ámbito público provincial, fue diputado por los departamentos de la Poma y la Caldera, se destacó en la concejalía de la municipalidad de Salta, en la vicepresidencia del Banco Provincial y demás cargos. Actuó siempre por el honor que le reportaba prestar servicios a la comunidad.
Doscientas treinta y siete publicaciones lo consagraron como uno de los más destacados historiadores de la provincia, sus obras más conocidas fueron: “Apuntes históricos de Salta”, “Historia de Güemes”, “San Martín y Salta”, “Historia de Salta”, además de de decenas de publicaciones en revistas especializadas.
También fue reconocido por su profesión de abogado, lo que le permitió combinar ambas disciplinas en sus trabajos históricos, del cual se editó sólo uno “Diccionario Jurídicos de Salteños”.
Atilio Cornejo murió en Salta el 3 de Abril de 1985. Al momento de redactar su última voluntad dispuso el destino de su casa, de sus muebles, libros y papeles, en manos de la provincia, que serían el mejor garante de esos valiosos bienes culturales asegurando su conservación y el acceso del público.
Ejerció diversas funciones en el ámbito público provincial, fue diputado por los departamentos de la Poma y la Caldera, se destacó en la concejalía de la municipalidad de Salta, en la vicepresidencia del Banco Provincial y demás cargos. Actuó siempre por el honor que le reportaba prestar servicios a la comunidad.
Doscientas treinta y siete publicaciones lo consagraron como uno de los más destacados historiadores de la provincia, sus obras más conocidas fueron: “Apuntes históricos de Salta”, “Historia de Güemes”, “San Martín y Salta”, “Historia de Salta”, además de de decenas de publicaciones en revistas especializadas.
También fue reconocido por su profesión de abogado, lo que le permitió combinar ambas disciplinas en sus trabajos históricos, del cual se editó sólo uno “Diccionario Jurídicos de Salteños”.
Atilio Cornejo murió en Salta el 3 de Abril de 1985. Al momento de redactar su última voluntad dispuso el destino de su casa, de sus muebles, libros y papeles, en manos de la provincia, que serían el mejor garante de esos valiosos bienes culturales asegurando su conservación y el acceso del público.

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