miércoles, 26 de mayo de 2010

Alfareros por excelencia, los diaguitas




La cultura diaguita comenzó a desarrollarse hacia el año 1000 y recibió como herencia una tradición de años de historia.

Los diaguitas(que significa hombre de la montaña o Serrano) se ubicaron geográficamente en la ciudad prehistórica de la paya al norte del Valle Calchaquí, en Salta se extendieron hasta el Valle de Guachitas y Pampa Grande por el este, hasta el antiguo límite del territorio de los Andes por el oeste. En Tucumán, su límite oriental estaba en las cumbres calchaquíes y el nevado de Aconquija, incluyendo el Valle de Tafí, corriéndose a lo largo de las Sierras orientales de Catamarca y los llanos de La rioja hasta el Valle fértil en San Juan.
Eran ayllus independientes que ocupaban un mismo valle, integrándolo una o varias aldeas bajo un “caquicazgo principal”, al cual se subordinan los caciques menores. Los vecinos mantenían entre sí estrechas vinculaciones, que se presentan como asociaciones permanentes con un cacicazgo central.
En cuanto a su vivienda no fue igual en toda el área de su territorio: los núcleos septentrionales emplearon en sus construcciones la pared de pirca, mientras que los centrales y meridionales los hicieron de material frágil, estaban provistas de una puerta.
Los diaguitas tendrían una estatura aproximada de 1,61 a 1,62, se pintaban los rostros y se tatuaban con los mismos motivos de sus alfarerías funerarias. Su vestido era por lo general la camisa peruana hecha con lana de camélidos que les llegaba a los tobillos, cuando iban a la guerra o al campo la recogían ciñéndola a la cintura.
Entre sus armas se encontraban el arco, la flecha a las que se les agrega las medias picas, las mazas y la hachas de piedra. Para la defensa de las poblaciones construyeron fuertes (pucares) en lo alto o en las faldas de los cerros donde se atrincheraban y luchaban con sus armas, utilizando también piedras que arrojaban contra sus enemigos.
Fueron agricultores cultivaban el maíz, porotos, zapallos, también la papa y la quinua, pero éstas eran cultivos regionales. Entre las plantas no alimenticias está el mate o puru; distribuían el agua de arroyos y vertientes con el sistema de acequias. Alfareros por excelencia, es la más definida expresión de su cultura material.
La caza y la recolección de frutos les proporcionaban buena parte de los haberes de su vida económica. Cazaban guanacos, vicuñas y ciervos. Criaban llamas, que sólo la utilizaban como animal de carga, también tenían perros.
Las bebidas alcohólicas las fabricaban de la fruta del algarrobo, molle y chañar; también la chicha que la realizaban con la fermentación del maíz.
La metalurgia diaguita se caracteriza por el uso predominante del cobre, bronce, plata y oro; éstos se trabajaban por fusión o al martillo. Hicieron sus herramientas, adornos y objetos de culto.
Las distintas formas de sepultura muestran una evolución espiritual en cuanto a la creencia de una vida extraterrenal y divinidades. Básicamente consisten en un recinto rectangular excavando bajo tierra, con dos bloques de piedra inclinados para proteger al difunto.
Por otro lado, en el aspecto musical, se le asocia con el palo de agua, se tarta de un trozo de tronco de cacto que en su interior contiene trozos pequeños del mismo, que al inclinarse se deslizan en su interior por gravedad produciendo un sonido similar al correr del agua.
Por último, su lengua era el Kakan, la más importante de la vieja Argentina indígena. Actualmente sólo se conservan algunas palabras en apellidos (Alballay, Talinay); nombre de lugares (Antofagasta, Atacama) y nombre de plantas (chañar, gualtata).

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